15/06/2019
Bajo el suave sol matutino del hipódromo de Pirae, nos reunimos para una despedida especial. Los caballos, en su elegante majestuosidad, añadían un toque de nobleza a esta radiante mañana. Fue un momento único de compartir, un último homenaje al estilo tahitiano, rico en sus tradiciones y en su calor humano, antes de partir hacia Francia. El día era de serena belleza, una mezcla perfecta de añoranza y gratitud. La melodía de los cascos en la pista, el murmullo del viento en las palmeras, las risas alegres de los amigos mezclándose con el suave chapoteo de las olas en la orilla... Tantos recuerdos imborrables que se llevarán consigo. Es hora de que vuelvan a la carretera, dejando atrás las aguas turquesas y las playas de arena blanca de Tahití. Pero se van con el corazón lleno de recuerdos inolvidables, encuentros memorables y paisajes impresionantes. A los amigos que dejo atrás, les deseo mucha suerte. Que tus días sean siempre soleados y tus noches estrelladas. Gracias por confiar en mí, por permitirme ser parte de su comunidad, compartir sus costumbres y descubrir su hermoso país. Cuando pongo un pie en Francia, es con una sonrisa en la cara y una mirada al pasado, reviviendo esos momentos vividos bajo el sol de Tahití. Adiós, mis amigos, y gracias.